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Roma, Domingo 6 de octubre, 2024
Mis hermanos y hermanas de la Arquidiócesis de Bahía Blanca:
Un saludo fraterno desde Roma apenas concluida, ayer sábado, la primera semana de labor sinodal. Esta tarde todos los participantes de la Asamblea sinodal iremos a la Basílica de Santa María Mayor junto al Papa Francisco para rezar el Rosario –personalmente me uno a los que peregrinan a nuestra Madre de Luján- suplicando ardientemente a Ella por el don de la Paz. ¡Porque Cristo es nuestra Paz! (Efesios 2, 14).
El clima que vivimos aquí en estos días -fieles cristianos llegados de todos los confines del mundo- ofrece algo así como un “antídoto” ante las heridas que provocan las guerras y su dinámica aparentemente irrefrenable de revancha, resentimiento y rencor.
Sentados –literalmente- alrededor de una mesa de trabajo, a través de la “Conversación en el Espíritu”, intentamos primero escuchar atentamente a cada uno de los miembros de la “mesa” [yo]; en segundo lugar, fijamos la atención ante los temas o miradas que “otro” [tú] ha expresado (¡evitando volver a hablar para retomar lo ya dicho por cada uno, o para martillar asegurando una y otra vez las propias ideas y palabras!); finalmente, volvemos a ofrecer una palabra, deseando identificar –en un clima orante- las comunes y posibles convergencias o divergencias que la misma conversación ha evidenciado [nosotros].
En estos primeros días de trabajo, hemos podido reflexionar en los temas del, así llamado, 1º módulo – “Fundamentos” del Instrumentum laboris (Instrumento de trabajo para la 2ª sesión del “Sínodo sobre la sinodalidad” – IL 2º).
Me ha correspondido estos días formar parte de uno de los grupos en lengua italiana. La mesa estuvo conformada por una italiana, profesora laica de Teología Fundamental; cinco obispos residenciales (procedentes respectivamente de Albania, Bosnia – Herzegovina, Bulgaria, Eslovenia e Italia), dos obispos cardenales y dos obispos secretarios de cuatro diversos organismos de la Curia Romana y quien les escribe. Cada grupo cuenta con un “facilitador” (en nuestra mesa: un teólogo jesuita italiano). Su tarea principal –como la de cada uno de los facilitadores los 37 grupos lingüísticos- consistió en asegurar debidamente los “tiempos” que cada uno dispone para poder expresarse libremente; para así garantizar las correspondientes “pausas y tiempos de oración” que facilitan, justamente, que todos puedan expresarse, dialogar, rumiar las cosas dichas y llegar a las posibles y oportunas conclusiones … (sin pretender, claro, agotar los temas).
A partir del lunes 7 –cuando lean esta carta- me corresponderá participar en uno de los grupos de lengua española (ignoro su conformación aún) con el que reflexionaremos los diversos temas previstos en el Instumentum laboris [IL 2º] ya citado más arriba, bajo las palabras – guía del camino emprendido: “Relaciones”, “Itinerarios”, “Lugares”. Para las “Conclusiones” volveré a participar, Dios mediante, del grupo en lengua “italiana” recién mencionado.
Finalmente, tres notas significativas para compartir con ustedes:
El “retiro espiritual” inicial (lunes 30 de septiembre y martes 1º de octubre) volvió a encender nuestros corazones para un más fecundo trabajo sinodal. Como lo hicieron el año pasado, las meditaciones fueron ofrecidas por la monja benedictina Madre Maria Ignazia Angelini osb (Monasterio de Viboldone en Italia) y el muy querido fray Timothy Radcliffe op (Maestro de la Orden de Predicadores 1992 – 2001, hoy miembro de la comunidad de frailes dominicos de Oxford, Inglaterra ¡y nombrado Cardenal por el Papa en el Angelus de este mediodía de domingo romano!). Los textos de las respectivas reflexiones están a disposición en la página web del Sínodo (con traducciones en español).
La “Vigilia penitencial” presidida por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, el pasado martes 1º de octubre al concluir el retiro bajo la dulce mirada de Santa Teresita de Jesús. Los textos fueron preparados por el mismo Papa. Fueron 7 (siete) súplicas que de alguna manera nos ofrecieron el dramático y oscuro rostro del pecado en las actuales circunstancias. Conocen o recordarán la Liturgia penitencial que el domingo 12 de marzo de 2000 – Año Santo – presidió San Juan Pablo II, también en la Basílica de San Pedro. El esquema es semejante: Diversos Cardenales de la Iglesia enunciaron los motivos por el cual se suplica, con vergüenza, el perdón; siguió un momento de reflexión y canto; finalmente la petición humilde del perdón. Pienso que nada menos original que el “pecado”. Al mismo tiempo el corazón del penitente se dilata siempre de un modo nuevo y original ¡el de la gracia que nos invita a suplicar y recibir ese perdón! Así es: ¡Nada menos original que el pecado! ¡Nada más original que la propia y colectiva súplica del perdón… la gracia de ser perdonados y de disponernos a perdonar!
El miércoles 2 de octubre tuvo lugar por la mañana la “Misa de la solemne inauguración de la 2ª Sesión del Sínodo”. La homilía del Santo Padre ofreció mucha luz para nuestra tarea. Esa misma tarde, al iniciar la 1ª Congregación general en el “Aula Pablo VI”, el Papa volvió a regalarnos su palabra inspiradora con un discurso que manifiesta su confianza en todos los que hemos sido convocados para caminar juntos en esta 2ª y última sesión del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad.
¡Que podamos así comprender, con todo el Santo y Fiel Pueblo de Dios cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad de esta común vocación y misión que nos impulsa a “seguir andando nomás”! (Cf. Efesios 3, 18).
Fraternalmente en Cristo y Nuestra Señora de la Merced los bendigo y pido su bendición. No los olvido en mis oraciones. No dejen de rezar por esta Asamblea sinodal.
+ Fray Carlos Alfonso Azpiroz Costa OP
Arzobispo de Bahía Blanca