Mensaje de fray Carlos al concluir la 3era semana del sínodo
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Roma, viernes 18 de octubre, 2024
Fiesta de San Lucas, evangelista
Mis hermanos y hermanas de la Arquidiócesis de Bahía Blanca:
Llueve en Roma ¡otra nota del otoño! y, en el camino que juntos estamos haciendo, hacemos una pausa, al haber concluido la 3ª semana de la Asamblea sinodal.
El domingo 20 -en Argentina- se celebra el Día de la Madre. No quiero dejar pasar esta oportunidad para saludar a todas las madres, bendecirlas, agradecer su misión: modelar con paciencia amorosa los corazones de sus hijos ¡escucharlos, entenderlos, enseñarles! ¡También pido por aquellas que nos han precedido en el camino de la vida y no dejamos de recordar con tanto afecto! A esta memoria se suma la Jornada Mundial de las Misiones. Recuerdo y bendigo especialmente a los grupos misioneros que despliegan su tarea evangelizadora en nuestra arquidiócesis (y más allá de los límites diocesanos). El domingo participaremos todos los “sinodales” en la Misa presidida por el Papa Francisco en la cual serán canonizados 13 nuevos santos, muchos de ellos han sido mártires.
En el Aula del Sínodo Sor María Ignazia Angelini ayudó a preparar nuestros corazones con una bellísima meditación para el tratamiento del último “módulo” (me refiero al Instrumento de trabajo): lugares para una Iglesia sinodal misionera.
Decir lugares no significa simplemente una determinada “geografía” o “espacio”. Se nos invita a repensar la cuestión de cómo se va reconfigurando la Iglesia que se abre a nuevos territorios para crear espacios de encuentro y cumplir su misión evangelizadora. ¡El fin de la Iglesia no es su auto – preservación sino la evangelización! Los “lugares” en los que han de concretarse la sinodalidad son dinámicos, en movimiento. Así conversamos acerca de los distintos tipos de Consejos (parroquiales, zonales, diocesanos, etc). Tratamos acerca de sus competencias, composición, para que reflejen mejor la comunidad de referencia: sea ésta barrial, centrada en alguna capilla, parroquial, diocesana, etc. etc. En este sentido recordamos las numerosas instancias sinodales que el Derecho ya prevé a diversos niveles y que deben optimizarse en un clima de encuentro, por ejemplo: las Asambleas, Sínodos, Concilios, etc. Nos hemos preguntado: ¿Cuál ha de ser hoy el servicio de las Conferencias Episcopales? Finalmente, comprendimos más y mejor la misión del Papa, Obispo de Roma, como signo de unidad de la Iglesia, y las notas de su servicio al Pueblo de Dios a través de su curia en Roma, etc.
La vida misionera de la Iglesia, las relaciones que la estructuran y los caminos que aseguran su desarrollo, nunca pueden prescindir de la concreción de un “lugar”, es decir de un contexto y de
una cultura. Hemos contemplado la variedad y universalidad de la Iglesia como “sacramento” de unidad de cara también al diálogo ecuménico e interreligioso.
Contemplamos el sentido más profundo de esa misión a partir de pocas palabras que a partir del Evangelio han pasado de la desconcertante tumba vacía: “¡Él no está aquí!” al alegre anuncio del encuentro con el Resucitado “¡Hemos visto al Señor!”. A partir de allí: ¡Una Iglesia en salida!
Como en las dos cartas anteriores, sabrán perdonarme, no pretendo ceñirme a una crónica, diario o calendario de los trabajos en el aula Pablo VI. Estos días hemos tenido diversas actividades “fuera” del escenario principal del Sínodo. En dos ocasiones, hemos podido participar en sendos “Foros teológico pastorales”. Cada miembro del Sínodo pudo elegir uno de ellos pues se celebraron al mismo tiempo (en lugares distintos si bien cercanos al aula del Sínodo). Todos los temas se referían a diversos aspectos de la sinodalidad: El Pueblo de Dios, sujeto de la misión; El papel y la autoridad del Obispo en una Iglesia Sinodal (miércoles 9); La mutua relación Iglesia local – Iglesia Universal y el Ejercicio del Primado y el Sínodo de los Obispos (miércoles 16). Estos Foros garantizaban la participación de diversos oradores (presentaban sus respectivas miradas sobre cada tema y luego respondían preguntas de los asistentes. Se trataba de voces realmente diversas, no coincidentes con una teoría determinada.
Desde hace un tiempo se conformaron diversos Grupos de Estudio o Comisiones sobre otras tantas temáticas de interés para el Sínodo. Estos grupos han preparado sus informes (no necesariamente “finales”, claro) y esta tarde los que participamos en esta Asamblea pudimos visitarlos para mantener un coloquio con algunos de sus miembros presentes en Roma, profundizando en muchas y muy importantes temáticas.
Otra actividad optativa –fuera del horario de la Asamblea- fue la proyección de la película “Io Capitano” (Yo, Capitán) sobre el drama de los migrantes que cruzan el Mediterráneo buscando horizontes nuevos, encontrando muchos de ellos su muerte. El film competirá por el Oscar de la Academia de Cine de Estados Unidos.
Después de discernir acerca de los fundamentos, relaciones, itinerarios y lugares por donde ha de manifestarse una Iglesia sinodal, la semana que viene, esperamos sacar las conclusiones para comprender la anchura y la longitud, la altura y profundidad del amor de Cristo desplegado en la misión de la Iglesia sinodal en el mundo (cf. Efesios 3,18).
Tendría muchas otras cosas que escribirles, pero no quise hacerlo por carta, porque espero ir a verlos para hablar con ustedes personalmente, a fin de que nuestra alegría sea completa (cf. 2 Juan vs, 12).
Los bendigo y les pido me bendigan. Que la Virgen de la Merced los cuide y proteja como a Jesús. Falta poco para vernos…
+ Fray Carlos Alfonso Azpiroz Costa OP
Arzobispo de Bahía Blanca