La comunidad de Sagrado Corazón se despide del p. Osvaldo

Muy querido Padre Osvaldo: queremos agradecerte por estos casi 16 años que has estado con nosotros, siendo nuestro Pastor, acompañándonos y enseñándonos tanto.

Gracias por tu consejo, por la escucha, porque siempre nos invitaste a buscar la misericordia de Dios y allí nos esperabas, en el confesionario, para devolvernos la amistad con Dios. Siempre estuvo tu agenda disponible para nuestros pedidos de turnos de confesión, sin importar la hora…

Gracias por tu amor a la oración, por ser ejemplo de ello, por enseñarnos a arrodillarnos delante del Señor y a escuchar a Jesús presente en la Eucaristía. Gracias por la Capilla de adoración…

Te vas, pero nos dejás el mayor regalo, el mayor consuelo… El Corazón de Jesús, allí en el altar. Gracias por inculcarnos y hasta contagiarnos tu amor por los Sacramentos, por tu respeto y cuidado por lo sagrado, por hacer de cada misa una Solemnidad.

Gracias porque providencialmente viniste a esta Parroquia que tiene como patrono al Sagrado Corazón de Jesús, ese Corazón que «tanto ha amado a los hombres y que a cambio recibió tantas ingratitudes» (Sta. Margarita). Sabemos que hubieron dolores en este tiempo, que sufriste como un padre por aquellos que no se confiaron a la paternidad que les ofrecías. Pero sabemos que rezás por todos, porque tu mayor interés es que todos conozcan y amen a Cristo.

Gracias Padre porque toda ocasión la aprovechaste para enseñar la Verdad. En todo lo que nos pediste que hiciéramos nos diste las razones, no por tu interés personal, sino para alcanzar la Gloria de Dios y el bien de las almas. Nos acercaste el Magisterio, nos tuviste siempre actualizados. En toda reunión no faltó nunca algún libro o algún texto del Magisterio para iluminar el camino. Gracias por tu amor a la Iglesia y a lo que ella enseña, nos la presentaste como Madre y Maestra.

Gracias por tu austeridad y sobriedad, reflejadas en el modo en el que administrás tus cosas personales y las de la Parroquia. El dinero siempre fue para vos un medio, nunca un fin. Y con poco hiciste mucho. Los frutos están a la vista.

Gracias por tu paciencia, por tu generosidad, por abrirnos la puerta de tu casa, por compartir lo tuyo, por no guardarte nada.

¡Gracias Padre! porque nos preparaste para la despedida confiándonos el 1° de enero a la Madre de Dios, haciendo la Consagración de toda la Comunidad Parroquial a Nuestra Madre del Cielo, la Virgen María.

Y ¡MUCHAS GRACIAS! por tantas otras cosas que para muchos pasarán desapercibidas, pero que has hecho en silencio, gracias por donarte siempre.

Estamos dolidos pero felices, porque tu corazón contemplativo sigue inquieto… Vas por buen camino, ¡no temas! El Señor completará la obra que comenzó en ti. Estás en nuestras oraciones, en nuestros corazones. Como hijo predilecto de la Santísima Virgen, por ser sacerdote, te confiamos a sus manos. Ella, tu Madre, no te dejará faltar nada. Te decimos, como concluías muchas de tus homilías: «que DIOS sea TODO en nosotros». Que así sea, querido Padre Osvaldo.

Un gran abrazo en Cristo. Tu Comunidad Parroquial del Sagrado Corazón de Jesús de Punta Alta, tu Familia.