Cuatro Sí como el de María en el Día de la Anunciación

El pasado sábado 25 de marzo, la Arquidiócesis de Bahía Blanca vivió una doble jornada de alegría: la Solemnidad de la Asunción de María y la Ordenación Sacerdotal de Marcelo Villar y las Ordenaciones Diaconales de Zacarías Nievas, Ignacio Suárez y Kevin Martínez.

Y como era de esperar, por tan importante acontecimiento para nuestra Iglesia diocesana, el templo de la Catedral se vio colmado de sacerdotes y fieles de las distintas comunidades que vinieron a acompañar este sí de Marcelo, Zacarías, Ignacio y Kevin.

La ceremonia estuvo presidida por el Arzobispo de Bahía Blanca, Fray Carlos Alfonso Azpiroz Costa; concelebraron su auxiliar Mons. Jorge Wagner; Mons. Guillermo Garlatti, Arzobispo emérito de Bahía Blanca y Mons. Néstor Navarro, Obispo emérito del Alto Valle de Río Negro.

En el inicio de su homilía Fray Carlos, mencionó que al estar el canto del Aleluya vedados en tiempo de Cuaresma, es importante recordar lo que dice el salmo 118: “Este es el día que hizo el Señor, alegrémonos todos en él, y realmente es un día de mucha alegría por la Solemnidad que celebramos y por el sí que han formulado cada uno de los cuatro: un hágase en mí según tu palabra, un aquí estoy”, refiriéndose a Marcelo, Zacarías, Ignacio y Kevin.

Memoria, servicio y pobreza

Dirigiéndose a los nuevos ordenados, los animó a “no perder la memoria ni de ustedes ni del pueblo que ya les ha sido confiado en carácter ministerial como diáconos y sacerdote; que ninguno de ustedes ni su pueblo pierda la memoria. Memoria que no sólo significa actualizar lo sucedido en aquel Jueves Santo, sino también la memoria del servicio” como también a “aprender a hacer la voluntad de Dios” para “aprender, escuchar y ver las injusticias para que reine la justicia de Dios”.

En otra parte de su homilía, Fray Carlos los animó a desplegar dos pobrezas: “la pobreza del discípulo, que nace en posturas propias de las bienaventuranzas; y la pobreza voluntaria del ministerio para saber desprenderse para la evangelización, que significa la austeridad; y como decía San Oscar Romero: se los suplico, se los ordeno: buen trato al pueblo de Dios que les es encomendado”.

Acompañar al pueblo de Dios

Más adelante expresó que “el ministerio que se les dona por gracia de Dios, los lleva a ustedes a hacer elecciones ineludibles y a enseñar al pueblo de Dios a elegir de una manera ineludible. La primera es la elección que Pedro ha hecho y que Nacho (Ignacio) has expresado: Somos hijos en Jesús. Estamos por Él, con Él y para Él, no para otra persona; y desde él para todo el pueblo santo de Dios”.

La segunda elección tiene que ver con el lema que eligió Marcelo para su Ordenación Sacerdotal y es “la de la samaritana que no se lleva bien con los judíos” que “desde las periferias eligió el don de Dios: la gracia. Marcelo lo propone en su lema “Por la gracia de Dios soy lo que soy”. Si Dios nos ha creado desde Jesucristo es para ser santos como él es santo. El Señor ha modelado sus corazones desde antes de que ustedes tengan memoria”.

“La tercera elección es hecha por Cristo mismo”, dijo Fray Carlos. “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”, es decir que “Cristo se apoya en el ministerio petrino de ustedes sacerdotes, diaconado, diaconado permanente” donde “la Iglesia va reconociendo la pluralidad de los ministerios para conocer el misterio de esta Iglesia que es de servicio y no de dominio”.

Continuando con los lemas elegidos, en este caso de Kevin, expresó que “ha querido expresar una Iglesia que se va a las periferias, y no porque está de moda sino porque es el evangelio: “Amigo de publicanos y pecadores”, no de los que están conmigo, de mis amigos, de los que me buchonean, de los de mi movimiento; sino amigo de publicanos y pecadores”.

Y la cuarta elección es la de los profetas: la paz. Y Pablo le ha que Él es nuestra paz. “Nosotros amamos porque Él nos amó primero” ha elegido Zacarías para su lema diaconal. La paz es el primer fruto del Espíritu Santo. En este momento de tantas luchas y grietas, que nosotros los ministros a veces fogoneamos, hemos de leer nuevamente a Isaías: De sus espadas forjaré arados, de sus lanzas podaderas.

Tentaciones a vencer

Ya en el final de su homilía, Fray Carlos les habló sobre cuatro tentaciones. La primera fue a “no olvidar de donde vienen, porque el que no sabe de dónde viene difícilmente sabrá a donde va”. La segunda a “no bajar los brazos, a no tener miedo porque Dios está con ustedes”.

“La tercera tentación es la de cortarnos solos” donde la “lectura de hoy de Isaías, que leyó magníficamente Feliciana, no vidente, nos recuerda que Ajaz quería cortarse solo haciéndose el humilde”. En este sentido Fray Carlos los animó a “no cortarse solos, a cuidar a sus hermanos presbíteros, sus hermanos diáconos” y a “no caer en yo laburo por los otros que no laburan. Nunca conoceremos el corazón con dificultades, de trabas de tantos hermanos y hermanas. Nunca lo digan porque eso es escupir para arriba; y ya saben lo que ocurre cuando se escupe para arriba”.

Sobre la última tentación, recomendó a “no creer que somos los mejores” para recordar que “de los necios y despreciables del mundo ha elegido Dios para confundir a los sabios”

Y para concluir pidió “a la Virgen, Señora de la Anunciación y de la escucha, que nos una en comunidad, que podamos escuchar la Palabra y enseñar a escucharla. Pidamos a la Virgen, Madre de la Eucaristía, que se ofrece y ofrece a Cristo en la cruz, celebrar en comunión y participación la Eucaristía, sin excluir a nadie. Pidamos a la Virgen misionera esa misión en el servicio. Solo así podemos comprender la cercanía, la ternura y misericordia de Dios. Sí hermanos, este es el día que hizo el Señor, alegrémonos todos en él”, concluyó nuestro Arzobispo.