Se puede ser libre sin atarse a ninguna sustancia
El testimonio de Pancho
— ¡Ey! ¿Qué te pasa? ¡Te ves deprimido!
— Sí, es cierto. Me gusta mucho dibujar y no consigo hacerlo. Necesito ser aceptado por los demás. Mi familia dice que tengo un don…
— ¿En serio? ¡Yo tengo lo que necesitás!
— ¿Y vos quién sos?
— Soy quien te va a hacer más creativo, vas a tener más dinero, más mujeres, y en poco tiempo te voy a hacer famoso.
— ¡Suena divertido! ¿Qué tengo que hacer?
— Es fácil, sólo tenés que probar esto que tengo para vos.
— ¿Y qué es esa cosa?
— Vos probala, vas a sentir que puedes volar…
Durante dos años conseguí todo lo que deseaba, hice mis mejores dibujos, conocí a las mujeres más lindas, estaba lleno de amigos y con mi dinero me dí todos los gustos. Por fin lo había logrado. Al cabo de cinco años había perdido todo, no tenía más amigos. No tenía ni para comer y me importaba muy poco mi higiene. Ya casi no comía y a penas dormía. En lo único que pensaba era en cómo conseguir esa sustancia que, hacía un tiempo, me habían hecho conocer. Cuando me quise dar cuenta, una mañana, me encontré solo en mi habitación, sin fuerzas para levantarme y vivir. Miré a mi alrededor y estaba todo muy vacío, como mi corazón. Había vendido todas mis cosas. Pensé en mi familia y no conseguí recordar el último momento compartido. Pensé en mis dibujos y se encontraban dentro de una caja cubierta de polvo y telas de araña, como si ya no formaran parte de mi vida.
¡No te dejes engañar! No seas tan necio de entregar así de fácil todos tus dones. Casi sin darte cuenta, estas entregando lo más valioso que tienes, que es tu vida y la gente que en verdad te quiere bien.
Francisco Bini (“Pancho”)
Pancho es un joven de 26 años de la ciudad de Bahía Blanca que hizo su proceso de recuperación en la Fazenda de la Esperanza (Carhué) durante el año 2015. Ahora vive como hombre nuevo junto con su familia. Trabaja. Da testimonio por los colegios y grupos de jóvenes de que se puede ser libre sin atarse a ninguna sustancia. En el mes de julio de este año fue a misionar a una localidad muy humilde de la provincia de Santiago del Estero con la comunidad de Tornquist. Y, lo más importante, ¡dibuja!