María Cecilia Perrín de Buide y su camino a los altares
Del 22 al 29 de febrero se reunieron en Bahía Blanca el postulador de la causa, abogado italiano Carlo Fusco, y los miembros del tribunal que lleva adelante las causas de canonización de la sierva de Dios María Cecilia Perrín de Buide y de su padre el siervo de Dios Pascual Manuel Perrín: el juez delegado, padre doctor Marcelo Enrique Méndez OFM y el promotor de justicia, padre doctor Mateo Oreste Krupsky OFM. Revisaron lo actuado hasta el momento, recibieron nuevos testimonios y se reunieron con varios integrantes de la familia Perrín-Buide.
El lunes 29 fueron recibidos en la curia arzobispal por el arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Guillermo José Garlatti, con la presencia del arzobispo coadjutor monseñor Carlos Alfonso Azpiroz Costa OP y se cumplieron allí las formalidades necesarias para avanzar en el proceso informativo sobre la vida y fama de santidad de ambos siervos de Dios.
En la ocasión se designaron también los peritos históricos, con la presidencia de la doctora Lucía Bracamonte y los censores teológicos presididos por la doctora Sonia Vargas.
Esa misma tarde, víspera del 31º aniversario de la muerte de María Cecilia, monseñor Garlatti presidió una misa, concelebrada por varios sacerdotes, en la ciudad de Punta Alta, donde vivieron los Siervos de Dios y aún vive la familia.
Hacia el próximo mes de agosto se espera tener reunida la documentación necesaria para preparar el cierre de la fase diocesana.
Biografía
María Cecilia Perrín nació en Punta Alta, provincia de Buenos Aires, el 22 de febrero de 1957, hija de Angelita y Manolo Perrín. Fue bautizada en la parroquia María Auxiliadora, el 27 de febrero de 1957. Es la tercera de cinco hermanos: María Inés y Jorge, los mayores; Eduardo y Teresa, los menores. Realizó sus primeros pasos en los sacramentos de iniciación cristiana en la parroquia María Auxiliadora. Recibió su primera comunión el 25 de octubre de 1964 y su confirmación el 19 de noviembre de 1964.
El ámbito familiar en el cual se desenvuelve la vida de la joven Cecilia es de profundas raíces católicas. Familia abierta al Espíritu Santo, caló muy profundo en el seno de ésta, la espiritualidad de Chiara Lubich y el movimiento de los Focolares. Fue una de las primeras familias que adhirió a este movimiento en Punta Alta.
El 20 de mayo de 1983, tras dos años de noviazgo, Cecilia contrajo matrimonio en la parroquia María Auxiliadora con Luis Buide. En febrero de 1984, estando embarazada se le diagnosticó cáncer. Toma con firme energía aceptar la voluntad de Dios y se apoyó en cuatro pilares: su profunda fe, su amor a “Jesús Abandonado”, el afecto de su esposo, familiares y amigos y la fuerza de la unidad con quienes compartía su cristiano ideal de vida.
El diagnóstico era irreversible. No obstante, había una gran alegría por la ilusión de la nueva vida que llegaría. Los médicos consideran realizar un “aborto terapéutico” para poder salvar la vida de Cecilia. Ella se niega rotundamente a ello por su férrea convicción cristiana y sabiendo que era imposible su supervivencia luego de dar a luz, pronuncia su “fiat” con serenidad y claridad al Señor. Escribe: “…Hoy le pude decir a Jesús que sí. Que creo en su amor más allá de todo y que todo es Amor de Él. Que me entrego a Él”. El 1 de marzo de 1985, alrededor de las 21, María Cecilia Perrín de Buide falleció a la edad de 28 años.
Sus restos mortales descansan en la Mariápolis Andrea en O’Higgins, provincia de Buenos Aires, por expreso pedido de ella, para que aquellos que la fueran a ver, encontraran un lugar de alegría y esperanza y no de muerte y desolación.
Su fama de santidad, su heroicidad en la entrega, su ejemplo de vida cristiana que asombra aun fuera de la Iglesia Católica y muchas gracias que fueron escuchadas y concedidas, determinaron que se comience su causa de beatificación.
El 30 de noviembre de 2005 Cecilia fue declarada Sierva de Dios, abriéndose así el proceso de beatificación.
Fuente: aica.org