Cuidá tu foto
El pasado fin de semana, del 31 de enero hasta el 2 de febrero, se realizó la 4º Acampada Juvenil Diocesana con la participación de 230 jóvenes de los distintos rincones de nuestra diócesis. El lema de este año fue «Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos» (Mt 28, 19). A diferencia de años anteriores, la Acampada contó con un predicador invitado llamado Sebastián Escudero, venido desde Córdoba.
Algunos de los jóvenes que participaron nos enviaron su testimonio para compartir con toda la comunidad lo que han vivido aquellos días.
Hola chicos: mi nombre es Carlos. Soy un joven de 20 años y tuve la bendición de conocer el camino de Dios a los 15 años.Mi vida no fue igual desde que lo conocí: era un joven con muchos miedos, inseguridades y grandes problemas de autoestima, pero Jesús cambió todo eso y gracias a Él hoy siento amor por este «príncipe»* que soy, Él me levanta y restaura día a día, porque estar en este camino implica dejar muchas cosas que a los ojos de los jóvenes brillan pero tan solo son las trampas del enemigo que no descansa para alejarnos del amor de Dios
Hace 4 años consecutivos que tenemos el regalo de Dios de ir a la Acampada Juvenil en Saavedra a servir con el servicio de la música. Este año fue muy distinto porque tenía el anhelo de saber a qué estaba llamado y Dios con ese amor que nos tiene me mostró por medio de una foto cómo debía cuidar ese sueño que tiene para mí. Me sentí más que feliz al haber compartido esta Acampada 2014 con nuevos jóvenes que, como todos los años, llegan en busca de algo. Algunos descubren que ese «algo» es Jesús y le abren su corazón y logran saber cuál es su camino. Otros no, pero eso no quiere decir que Dios no nos ame y cuide,sino que nuestros tiempos no son iguales a los de El.
Espero que sigan adelante con esta maravillosa de elección de vida. ¡A no bajar los brazos! Y un tropezón todos lo tenemos, lo importante es levantarnos y no quedarnos tirados. Dios los bendiga y siga iluminando.
*»Cierto que soy príncipe» fue una de las prédicas de Sebastían Escudero basada en la parábola del hijo pródigo (Lc 15, 11).
En esta Acampada, sentí muy fuerte la presencia de Dios, como Padre, Hijo y Espíritu Santo, ya que mediante su servidor, el predicador Sebastián, me hizo llegar palabras que necesitaba escuchar. En la mayoría de temas en los que trató y en los otros sentí que me daba herramientas para enfrentarlos en el futuro. También se hizo sentir en cada sacerdote y religioso que iluminaba cada charla personal que teníamos y daba ayudas para seguir el camino que Dios pensó para mi.
El vivirlo con nuestra gran y joven familia de la Diócesis, fue algo que ayudó y motivó mucho. Digo ayudó, ya que mediante ellos, sus alegrías y su emociones, ayudaban a comprender los mensajes y a tener la certeza de que Jesús estaba actuando entre nosotros. Fue motivador porque en los momentos de intercambio se compartieron múltiples experiencias e ideas que cada uno puede llevar a su parroquia, para revitalizar la pastoral joven y, como pidió el Papa, hacer lío.
Soy Maitén, tengo 14 años, pertenezco al grupo “Comodín” de Carhue, provincia de Buenos Aires.
Comencé yendo a las acampadas buscando un lugar donde poder expresarme, un lugar con gente que tenga las mismas creencias que yo. De pequeña tuve una infancia difícil, solía sufrir bullying en el colegio, por lo cual siempre estaba mal y no me agradaba ir a la escuela. Cuando comencé a ir a la Acampada conocí personas que me aceptan tal y como soy. Y eso me ayudo muchísimo. Dios me dió la oportunidad de conocer en mi primer Acampada a una persona muy especial que me hizo dar cuenta de que Dios es el camino correcto. Esa persona es Matías Burgui, al cual le doy gracias, porque siempre que lo necesite estuvo presente.
Este año tuvimos el honor de tener a Sebastián Escudero, quien fue el encargado de darnos seis charlas a lo largo de esos tres días maravillosos. En mi caso particular, hubieron dos charlas que marcaron un antes y un después en mi. Esas predicas fueron “Cuida tu foto” y la charla del “Perdón”.
La charla “Cuida tu foto” me llegó mucho y me hizo pensar. Al final de esa charla nosotros teníamos que imaginarnos nuestra foto en un futuro, en 10, 20 o 30 años. Lo que a mí me sucedió fue verme con una familia formada, pero siempre sirviendo al Señor. En la foto me veía con mi familia en misa, y además, me vi transmitiendo mis experiencias en la Iglesia a adolescentes a los cuales no conocía.
La otra charla, fue muy fuerte, y como ya dije antes marcó un antes y un después en mi. En esa charla Seba nos habló del perdón, de poder perdonar a esa persona que te causó tanto daño en tu pasado, un novio que te engañó, un padre que le pegaba a tu madre, o ese tío que cuando eras pequeña entró a tu cuarto y abusó de vos, son algunos ejemplos. Seba nos dijo que tenemos que perdonar porque no podemos vivir con el rencor de no poder perdonar a esa persona porque finalmente lo único que logramos es afectarnos a nosotros mismos…
Para mí, fue muy importante porque yo tenía dos personas que perdonar y nunca lo logré hasta ese día. Después de esa charla sentí que me quitaba una mochila muy pesada de mi espalda, la cual ya no me estaba impidiendo ser yo misma.
Muchas personas con las cuales yo pude expresarme y contarles mi historia de vida, me preguntaban cómo hacía para estar siempre alegre después de todo lo que viví, y yo respondía que estaba siempre feliz porque tenía la compañía de Dios. Y lo valoro muchísimo.
Básicamente eso es lo que yo puedo contar. A toda persona que este leyendo esto le recomiendo esta acampada. Si tienen la oportunidad, vayan y vívanla porque es una experiencia que jamás vas a poder olvidar y, que te aseguro va a marcarte y cambiar tu vida, pero a la vez va a reafirmar tu fe.
Aprovecho para agradecer y felicitar a toda la gente que está a cargo de la Acampada, y muchísimas gracias por tenerme en cuenta y permitirme dar mi testimonio.
Que Dios los bendiga…
Lo vivido en esta Acampada Juvenil fue una experiencia única y hermosa, fue un encuentro constante con Dios, ya sea en las predicas, talleres o dinámicas que compartíamos, como también en el relacionarnos con toda la gente que había de distintas partes de la diócesis. En lo personal, fue una experiencia que me llenó muchísimo y me dejó con ganas de más, de volver a casa y dar más de todo eso que había recibido y me dió mucha alegría el ver a tantos jóvenes con esas sonrisas al encontrarse con Dios, en las cuales se veía una gran conversión al sentirse ellos de una manera “diferente” y sorprendidos por el Señor.
Una de las cosas en las cuales Dios se me hizo más presente en esta Acampada fue en la prédica del perdón de Sebastian. Creo que a muchos nos cuesta perdonar al otro, pero después de esta predica el sentimiento que me quedó fue diferente, un sentimiento de paz dentro del corazón y que me daba mucha tranquilidad. Y, como Jesús le dijo a Pedro, tenemos que perdonar 70 veces 7.