Carta del Sr. Arzobispo a los seminaristas diocesanos

El Sr. Arzobispo de Bahía Blanca, Mons. Guillermo Garlatti, ha dirigido a los seminaristas de nuestra arquidiócesis una carta con objeto de la futura misión de verano que realizarán en la ciudad de Tres Arroyos.

Transcribimos a continuación el texto completo.

Bahía Blanca, 1 de Noviembre de 2013

Solemnidad de Todos los Santos

Queridos Seminaristas:

Me enteré de la visita que han hecho a Tres Arroyos durante la última salida del Seminario y me ha dado una profunda alegría saber que ya se van preparando para la Misión del próximo mes de enero.

La Misión de los Seminaristas es una oportunidad muy importante de crecimiento comunitario. Se va integrando así la futura comunidad presbiteral que un día conformarán en nuestra Arquidiócesis y es en esta etapa que comienzan a trabajar en equipo, a compartir criterios, a colaborar unos con otros y a descubrir los talentos que tienen los compañeros. “Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros” (Jn. 17,21) es el gran pedido de Cristo y es la característica fundamental y necesaria de todo trabajo pastoral: que se realice en la unidad de la caridad apostólica.

También es el modo como Ustedes van tomando contacto más a fondo con distintas realidades de nuestra Arquidiócesis, descubriendo las grandes necesidades pastorales de nuestra gente y compartiendo el trabajo y la preocupación con los párrocos y vicarios de las diferentes comunidades.

En la experiencia misionera, como así también en el trabajo pastoral que realizan en las parroquias durante febrero, van palpando la necesidad de equilibrar el servicio y la oración. Toman cuenta de los tiempos parroquiales y de cómo se debe buscar y defender siempre el espacio de encuentro personal y sereno con Cristo, dado que ese momento de oración y la Eucaristía son la fuente de la vida espiritual para el seminarista y el presbítero.

El amor a Cristo y a los hermanos define al sacerdote. Muchos de los problemas que desequilibran la vida consagrada tienen su raíz en una mirada mundana de la realidad que le toca vivir a cada uno. Ver la vida desde una perspectiva simplemente humana perdiendo el criterio sobrenatural y de la fe, hace que la opción por Dios quede aparentemente sin sentido. Cuando la amargura comienza a tomar el corazón es porque Cristo ha pasado a un segundo plano y ya no es el centro del interés personal. Es así que la experiencia misionera y la experiencia de contacto parroquial buscan que ustedes descubran el “por qué” y el “para qué” están en este camino. Es por Cristo que, como verdaderos “discípulos misioneros”, van a donde la Iglesia les pide, con la seguridad de que allí encontrarán plenitud de vida, aún cuando se encuentren con situaciones difíciles. El que tiene a Cristo en el centro actúa con Él, descubre en la alegría pastoral un signo del poder de Dios y en las cruces cotidianas una oportunidad para amar de verdad. Sin el Señor la misión sería una actividad más, que fatiga y satura. Con Cristo las ganas de servir son siempre nuevas.

Desde ya los estoy acompañando con mi oración por la tarea misionera de Tres Arroyos y por las experiencias pastorales del verano. Que la Virgen los proteja en todo momento y los mantenga fieles a Jesucristo.

Con la bendición del Señor

Monseñor Guillermo José Garlatti

Arzobispo de Bahía Blanca