Acercando a Jesús de la mano de María.
El grupo Porta Coeli, de la Pquia. Nuestra Señora del Carmen de Tres Arroyos, asumió el compromiso misionero en un barrio de esta ciudad.
Desde el inicio de su pontificado, Francisco nos invitó a ser una Iglesia en salida (ya Aparecida nos invitaba a ser discípulos misioneros). La gracia de Dios ha propiciado que en muchas comunidades surjan nuevos grupos misioneros que lleven el mensaje de la Buena Noticia de una manera personalizada, especialmente en aquellos lugares donde Cristo no ha sido anunciado o, que como Iglesia, no hemos encontrado el modo de anunciarlo.
El grupo Porta Coeli (María puerta del cielo) de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Tres Arroyos, es uno de los tantos grupos misioneros surgidos a la luz de esta propuesta de una Iglesia en salida. “El grupo surgió hace dos años y medio, con el deseo de compartir la fe, formación y oración. Luego fuimos buscando como encarnar nuestro apostolado y surgió, entre otras pequeñas propuestas, la misión”, comenzó relatando Rosario Cendoya, aunque todos la conocen por Rochi.
El P. Roberto Buckle, párroco de la Pquia. del Carmen, “conociendo bien Tres Arroyos, nos sugirió acercarnos al barrio Santa Teresita” ya que “no hay presencia activa de la Iglesia, quedando relativamente alejado de las capillas. Es así como en febrero pasado realizamos una misión en ese barrio”, continuó relatando Rochi, coordinadora del grupo junto a Rodrigo Brea. Porta Coeli está integrado por jóvenes adultos de entre 18 y 30 años de la parroquia del Carmen.
Esta primera misión tuvo como lema “Jesús se acerca y camina con nosotros”. La misión duró seis días y participaron 18 jóvenes que estuvieron acompañados, además de sus coordinadores, por el seminarista Ignacio Suárez y por los padres Matías Burgui y Roberto Buckle.
La casa de retiro Rosa Mística fue el centro de la misión. Lo trabajado meses previos fue puesto en marcha. Divididas las tareas y responsabilidades de cada uno, comenzaron las visitas a las casas del Barrio Santa Teresita y las actividades ya programadas, como la celebración de la misa en un terreno prestado para tal fin. Los misioneros utilizaron la bicicleta como medio de transporte para llegar hasta el barrio.
“Fueron días de mucha gracia junto a Dios, días de misión compartiendo la fe con muchos otros, días de una fraternidad especial entre nosotros y días de mucha oración. En el transcurso de este año regresamos ocasionalmente al barrio, más bien repartidos por diferentes motivos. El 20 de julio (Día del Amigo) volvimos cómo grupo a visitar el barrio y algunas casas en particular para proponerles participar de un círculo de la Virgen, con una imagen de la Virgen de Schoenstatt que haremos recorrer por las casas del barrio que deseen recibirla. A partir del próximo mes, la Mater será muy bienvenida en muchas familias y continuaremos visitando el barrio”, finalizó Rochi.