Con la esperanza renovada por verlo brillar entre nosotros
“El encuentro del sábado 20 fue por un lado ‘tal como lo habíamos pensado’ y por el otro ‘una grata sorpresa’ de esas a las que nos tiene acostumbrado el Señor”. Así sintetizaron, a modo de evaluación, Valerie Aimé y Luis Collado -miembros del Consejo Pastoral Arquidiocesano- el festejo por los 90 años de esta Arquidiócesis.
“Toda la preparación fue realmente una muestra evangélica de una iglesia sinodal: cada uno aportó su poco (su tiempo, sus dones, su gestión, su recurso, su creatividad, su paciencia, sus ideas) que vimos multiplicado con creces, en un clima de corresponsabilidad y participación. Preparación que nos llevó a una memoria agradecida al repasar la historia de nuestra iglesia local”, subrayaron, tras la extensa jornada que comenzó en las primeras horas de la tarde y que se extendió hasta el anochecer en la Plaza Rivadavia.
Con un marco festivo, colorido por el aporte de los jóvenes, de las familias y de cada uno de los asistentes que se acercaron con banderas, remeras y distintivos, celebramos este nuevo aniversario con gran alegría, renovados en la esperanza y con el gozo de ver brillar la presencia del Señor entre nosotros.
Como lo habíamos pensado, pero con una “grata sorpresa”
“Deseábamos -y se trabajó por- un encuentro de celebración y festejo, popular y natural, de encuentro, comunión, canto, torta y mate, charla y música, donde todos se sintieran invitados y a gusto, por ser justamente eso: un cumpleaños. En eso fue tal como lo habíamos pensado” remarcaron Valerie y Luis.
Y continuaron: “Nos encontramos con gente de toda edad (niños correteando, familias, adultos), comunidades y movimientos, con una enorme diversidad y realidades, pueblo que participó entusiasta tanto de la celebración y de la homilía, como de la música y el canto, gente que disfrutó toda la tarde y hasta la noche, del sentirnos una alegre comunidad, respetuosa y participativa”.


“Escuchar la Palabra, comulgar, compartir el mate y las tortas (también ‘milagrosamente multiplicadas’), cantar, gozar de la charla, saludarnos y abrazarnos, pasar tiempo, disfrutar de los dones y la generosidad de tantos (desde quien prepara una torta, o monta un baño, hasta quien prepara el escenario y el sonido, desde quien dona su voz, su instrumento y su tiempo, hasta quien coloca las sillas, hace las ofrendas, custodia la puerta, desde quien recoge un vaso del suelo, hasta quien comparte con el de al lado)… es la grata sorpresa de la alegría del Evangelio hecha realidad”.
“Podemos decir, con esperanza renovada, que hemos vivido un gran inicio del jubileo por los 90 años de nuestra Diócesis”, finalizaron con visible alegría y satisfacción.
La delicadeza y la profundidad de los detalles
Algunos datos de color que nos dejó la celebración, con la simpleza de esos detalles que nos permiten ver más allá.
El primero que queremos destacar, es que participó monseñor Néstor Navarro, uno de los curas más queridos de nuestra iglesia regional, quien tiene 90 años y nació apenas un par de semanas antes que la Arquidiócesis.

Otro signo de la riqueza de nuestra historia, es que la casulla que usó el arzobispo fue la que utilizó san Juan Pablo II en su visita a Bahía Blanca en 1987.
Y aunque podríamos seguir enumerando signos y detalles, apuntamos sobre la liturgia: la lectura del día era sobre la parábola del Buen Pastor, y Fray Carlos le habló específicamente a todas las autoridades que allí se encontraban (civiles y de nuestra iglesia), haciendo hincapié en la necesidad de que quienes tienen autoridad cuiden a su rebaño.
Qué decir del momento vivido luego de la liturgia, cuando se llevó a cabo el festival musical: las tortas donadas por comunidades de toda la ciudad, el mate cocido a cargo del III Cuerpo de Ejército, y la presencia del coral Santa Cecilia, la Banda del Batallón de Comunicaciones 181 y de la banda San Rockenroll.

Las palabras de Fray Carlos, dirigidas al Consejo Pastoral tras los festejos, lo dicen todo: “Les agradezco mucho todo el trabajo que han hecho, la coordinación, porque fue una verdadera coordinación, y todos los detalles, no hace falta que diga cuáles, pero todos. Realmente ha sido una fiesta hermosa, sencilla, hermosa, colorida; Dios nos ha regalado un tiempo ideal, una temperatura ideal también; el ritmo de la celebración, cantos, orden, todo. Muchísimas gracias y Dios los bendiga”.
Una verdadera fiesta. Hemos visto brillar la presencia del Señor entre nosotros. Más que nunca, reconfortados por lo que hemos visto y oído, «Seguimos caminando con María: esperanza renovada y memoria agradecida».
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Foto destacada: gentileza de Es por Cristo
Para escuchar la homilía completa de Fray Carlos Azpiroz Costa, ingresar acá